El embajador y representante permanente de Irán ante las Naciones Unidas, Amir Saeid Iravani, recordando los ataques del régimen de Israel y Estados Unidos contra Irán y las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán, afirmó: “La comunidad internacional debe condenar sin ninguna ambigüedad estas acciones y exigir la rendición de cuentas de los violadores del derecho internacional”. “Las instalaciones nucleares de Irán, que están bajo la supervisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y operan únicamente con fines pacíficos y en conformidad con el artículo 4 del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, fueron atacadas deliberadamente; una acción que constituye una clara violación del derecho internacional, incluidos los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Tales actos representan un ataque directo contra los fundamentos del multilateralismo, socavan la confianza en los regímenes de desarme y no proliferación, y crean una grave amenaza contra la paz y la seguridad internacionales”, declaró el jueves porla tarde en la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU). “Igualmente preocupantes son los ataques del régimen sionista contra ciudades iraníes que albergan estaciones del Sistema Internacional de Vigilancia (conocido como IMS). Estas acciones ilegales ponen en riesgo la seguridad e integridad de las instalaciones del IMS, amenazan la vida de su personal técnico y apuntan a la base misma de la infraestructura de verificación mundial. Al debilitar los objetivos generales de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, estos ataques constituyen un serio obstáculo para el avance hacia la entrada en vigor de dicho tratado”, enfatizó. El alto diplomático de la República Islámica de Irán en la ONU subrayó: “Por lo tanto, la comunidad internacional debe condenar sin ninguna ambigüedad estas acciones, exigir la rendición de cuentas de los violadores del derecho internacional y reforzar las garantías legales para las instalaciones nucleares, de modo que la inmunidad de las instalaciones nucleares pacíficas se convierta en una norma inquebrantable, y quede claro para los perpetradores que nunca podrán gozar de impunidad frente a tales violaciones flagrantes”.